Este es un señor Parque, el padre de todos los Parques Nacionales, con la venia y salvando evidentemente las distancias, de los otros parques repartidos por el largo y ancho mundo. Pero el Parque Nacional de Yellowstone, distribuido entre los estados de Wyoming, Idaho y Montana, es el más venerable anciano del gremio –fue catalogado como tal en 1872– y también es uno de los buques insignia de Estados Unidos. Yellowstone se ha convertido en todo un tótem que se prodiga en películas, series y documentales sobre naturaleza.
Aunque, problamente, no habréis visto muy a menudo imágenes invernales del parque puesto que la mayor afluencia de visitantes es en verano. Hasta hace bien poco el acceso durante el invierno estaba vetado al turismo porque entre los meses de noviembre y marzo el Parque Nacional de Yellowstone cerraba sus puertas al público. Ahora la nieve no es óbice para darse un buen atracón de naturaleza en estado puro y desde hace unos años es también uno de los mejores periodos para visitarlo. Estas increíbles estampas nevadas que ilustran estas páginas dan cuenta buena cuenta de ello.
Para redescubrir Yellowstone hace falta tomar una importante decisión: moto de nieve, esquís de fondo o raquetas de nieve. Porque el parque alberga cientos de senderos, caminos y desfiladeros adaptados y equipados para realizar travesías por un indómito enclave. Aunque también se pueden realizar rutas más convencionales a bordo de un autocar equipado para recorrer las pistas adaptadas.
Un cóctel temperamental
Durante esta estación las temperaturas descienden de manera vertiginosa y, por ejemplo, en enero la media mínima puede llegar hasta los 30 bajo cero en algunos picos elevados. Y eso es toda una asombrosa circunstancia en una zona con una gran actividad volcánica. El parque se asienta en una placa magmática con un constante movimiento bajo la corteza terrestre. El cóctel entre la gélida postal de Navidad y los abundantes eructos geotérmicos de la Madre Tierra es impresionante.
De hecho uno de los mayores reclamos de Yellowstone son sus aguas termales que discurren salvajes por sus territorios y, sobre todo, los géiseres. Aquí se pueden encontrar más de 200 géiseres, un 60% del total de los géiseres que existen en todo el mundo, y más de 10.000 fuentes calientes. No es extraño, por tanto, que mientras recorremos los caminos por donde transitan las rutas de invierno se alce un chorro de más de 15 o 20 metros que nace de un pozo termal rodeado de nieve.
El géiser más grande del mundo se encuentra aquí, fue bautizado como Steamboat Geyser y llega a alcanzar una altura de hasta 40 metros. Aunque el más famoso y el más concurrido es Old Faithfull, que antiguamente entraba en actividad a intervalos regulares de 60 minutos aunque en la actualidad sus erupciones son mucho más irregulares.
Safaris fotográficos
Este escenario es el punto de partida desde donde se inician algunos de los safaris fotográficos de invierno, una ocasión única para sacar lo mejor del parque bajo la recomendación de un experto guía. Los cerros y los paisajes que nos vamos encontrando a lo largo de la travesía, como el área de Lacey Creek son indispensables. Una de las rutas propuestas llega al Gran Cañón de Yellowstone, donde el frío congela algunos tramos de cascadas que bajan por los desfiladeros y esculpe figuras de hielo en formas absolutamente oníricas. Uno de los rincones más célebres del Gran Cañón es el salto de Lower Falls, con 94 metros de altitud aunque hay infinidad de cataratas, saltos de agua y cascadas que se pueden ir admirando desde los diferentes puntos de observación establecidos.
Mammoth Hot Springs es otro de los puntos que debemos marcar en el mapa si nos apetece organizar un viaje invernal al Parque de Yellowstone. Las aguas termales que recorren el subsuelo de esta zona se encargan de ir calentando las rocas calizas y por efecto del enfriamiento en la superficie se forman esculturas naturales. En Mammoth Hot Springs, por ejemplo, se extienden estas formaciones que se asemejan a inmensas bañeras de piedra caliza con agua en ebullición. Estas aguas conforman un particular ecosistema porque permiten la supervivencia de muchas especies durante el periodo invernal.
Durante todo el invierno es bastante habitual contemplar manadas de bisontes americanos que buscan el calor de las aguas termales para resguardarse de las heladas, entre fumarolas de alguna caldera volcánica. Para el bisonte este es su santuario. Rescatados recientemente de una implacable extinción a principios del siglo XIX cuando únicamente quedaban 50 ejemplares, ahora las estadísticas son más halagüeñas y se calcula que hay alrededor de 4.000 bisontes en todo el parque.
Ademas deben cohabitar con otras sesenta especies de mamíferos oriundos de Yellowstone y con tanta solera como el gran bisonte. Alces, coyotes, pumas, linces, marmotas, ciervos, cabras montesas, osos negros, wapitis… Aunque muchos de ellos es prácticamente imposible observarlos en invierno porque se refugian en lugares recónditos para llevar a cabo el proceso de hibernación. Sí podríamos observar al lobo gris tras su controvertida reintroducción en los años 90 después de su completa extinción en la zona.
Senderismo con precaución
Uno de los aspectos clave a tener en cuenta en el Parque de Yellowstone durante el invierno son las medidas de seguridad y precaución. Durante las travesías que se realizan por los senderos montañosos se pueden llegar a producir avalanchas dada la acumulación de nieve que se produce. Sin embargo, el servicio del parque efectúa regularmente supervisiones exhaustivas de las zonas transitadas.
Otra de las recomendaciones más comunes es la de permanecer un par de días en el alojamiento escogido con el fin de aclimatarse a la altura. El Parque de Yellowstone se asienta sobre una meseta elevada y la altura puede oscilar entre los 2.000 y los 3.300 metros de los picos más altos. Las vistas que ofrece el parque desde un punto elevado valen la pena, sin duda, a pesar de correr el riesgo de padecer el síndrome de Sthendal, una especie de abrumadora impresión que sufrió el escritor cuando contempló la belleza de Florencia, por primera vez. Y es que el vastísimo paisaje del Parque Nacional de Yellowstone cubierto de nieve es una verdadera obra de arte con más de mil postales en cada rincón.
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La recuperación del cuerpo
Durante los meses de invierno, además de recorrer los senderos y los recovecos del parque, se ofrece una serie de actividades tras una larga jornada de travesia. Una excursión en raquetas de nieve o bien en esquís puede dejar al visitante completamente exhausto. Por eso, en Old Faithfull Snow Lodge se presentan ahora un menú de terapias para recuperar el cuerpo: Masaje sueco, baños termales o ténicas terapéuticas deportivas son algunos de los ingredientes que pueden cerrar una espléndida jornada de ejercicio intensivo.
Links relacionados.
Las páginas oficiales del Parque de Yellowstone proporcionan más información y datos específicos sobre fechas, medidas de seguridad, alojamiento o calendario de actividades.
www.nps.gov/yell
www.yellowstonenationalparklodges.com
www.nps.gov/yell/planyourvisit/cities.htm
www.crh.noaa.gov/riw/?n=ynp_gtnp